Discurso

Distinguidos y distinguidas alumnas y alumnos del máster en Escritura Creativa de la Facultad de Comunicación, querida profesora María Jesús Orozco Vera, hoy con la grata labor de presentar a nuestra invitada; querido coordinador del Máster, profesor Carlos Peinado Elliot, estimada Xenia García, escritora, y en este día tan especial, encargada de impartir la conferencia final del Máster, profesores y profesoras, madres y padres, familiares y amigos, ¡buenas tardes a todos y a todas y bienvenidos y bienvenidas a este acto de despedida de la decimosegunda promoción del Máster en Escritura Creativa!

Es un honor para mí, y para todo el claustro de profesoras y profesores de este Máster, ser testigos de este importante momento de vuestras vidas que, en consecuencia, también lo es de la vida de cada uno de nosotros y nosotras, de todos los que conformamos esta gran familia que llamamos Facultad de Comunicación. Como decano de la misma, se me ha concedido el privilegio de dirigirme a una excepcional generación de alumnos y alumnas, de eso no me cabe duda y espero que ésta no haya anidado en vosotras y vosotros. Todos y todas habéis dedicado tiempo, esfuerzo y pasión a este período de formación en nuestra institución, un año que siempre recordaréis con nostalgia y cariño.

Me gustaría comenzar compartiendo con vosotros y vosotras una idea, un tabú, relacionado con los pensamientos que seguramente están dando vueltas por vuestras cabezas ahora que definitivamente sois arrojados, si me permitís la cruda metáfora, al inhóspito desierto de lo real. Abandonáis el confortable útero de la Universidad y como ocurre en esas mesas de ruletas americanas de los casinos, las bolas han sido lanzadas por el crupier y ya no va más, ahora sí ha llegado el momento de la verdad. El auténtico nacimiento. Rojo, negro, par o impar.

Vengáis directamente de un grado o estéis en este máster a la búsqueda de una redefinición, de un renacimiento de vuestras carreras, porque venís de otros ámbitos distintos al de la Escritura Creativa, todos vosotros y vosotras os hacéis las mismas preguntas: ¿Y ahora qué? ¿Estoy lo suficientemente formado? ¿Podré ganarme la vida como escritora o comunicadora? ¿Será ChatGPT el próximo autor más talentoso escribiendo Best Seller?

Pero dejadme deciros, que independientemente del momento histórico en el que situemos al hombre y a la mujer, no importa si en la Modernidad, época, según hemos aprendido, repleta de certidumbres, o en la postmodernidad, fase del espíritu humano caracterizada por la inseguridad, la incerteza y el miedo, estas preguntas son presencias constantes en el destino de la humanidad, han conformado parte de nosotros desde tiempos inmemoriales y forman parte de nuestra información genética. Ante lo nuevo, nos ponemos alerta, nos preparamos para la reabsorción, para el acoplamiento con lo venidero a la búsqueda de nuestro encaje, porque todos nos merecemos encajar.

Por tanto, puede ser cierto que, aunque los tiempos que corren no inviten a celebraciones excesivas, creo que, en este momento tan significativo, podemos dejar de lado este discurso pesimista. En primer lugar, para celebrar el éxito y el logro de todos y todas vosotras por haber llegado hasta aquí. Y en segundo lugar para festejar, no para deplorar, protestar o quejarnos, como escucho incesantemente, de que nos encontramos en un mundo en constante evolución, impulsado por avances tecnológicos que han transformado, y seguirán transformando, drásticamente la forma en que nos comunicamos y consumimos entretenimiento, ficción y todo tipo de producción literaria. Para mí eso es muy positivo. No veo nada de malo en ello. Cuanto más se mueva el mundo más oportunidades habrá para las mentes creativas. Nuestro deber no es amilanarnos ante un panorama en constante cambio, sino conocer, como expertos o amantes de la escritura y de la narrativa, nuestro papel crucial en este nuevo período marcado por el auge de la pantalla ubicua. Sois los demiurgos de la creación de las narrativas venideras, los artífices de las futuras historias que capturarán la atención y conmoverán (en su sentido etimológico de moverse con) a millones de personas. No olvidéis nunca que por mucho que gire la piedra rodante que llamamos Tierra, habrá algo que siempre permanecerá inmutable: nuestra mente, nuestra cognición es narrativa, literaria, pensamos mediante procesos de inferencia, parábolas, historias y proyecciones. Os dedicáis, por tanto, a una de las disciplinas más importantes que existen, porque historias, en plural, y humanidad son sinónimos. Trabajamos con el mismo material del que estamos hechos y en mi opinión eso es una ventaja.

Las nuevas generaciones, fundamentalmente zeta y alpha, están modificando su relación con el consumo de ficción y con la lectura en general. Quizás debamos prestar atención a estas nuevas prácticas para encontrar nuestro nicho de trabajo. Os doy algunos datos: 1) parece que el consumo de ocio y entretenimiento se está desplazando progresivamente, a pesar de su convivencia con otros dispositivos, hacia plataformas móviles; 2) todo apunta a que los mundos físico y digital se están mezclando, no sólo en plataformas como Fornite o Roblox, sino que lo harán en un futuro próximo en eso que se llama metaverso. Apuntemos por tanto con nuestro dispositivo de generar fábulas hacia ese desconocido infierno del metaverso; 3) las horas que las generaciones más jóvenes pasan en Netflix, u otros servicios de suscripción, en la Web o consumiendo todo tipo de contenido narrativo en variadas plataformas, ya duplica al tiempo que pasamos visitando museos, yendo a conciertos o disfrutando de otras experiencias del mundo físico. Apuntemos, por tanto, en esta dirección. Pero recordad, por mucho metaverso, blockchain, web3 o NFT que surja, nada cambiará el sustrato fundamental del ser humano: las historias y las narrativas. De hecho, vuestro ámbito de trabajo se expande, como el universo en Annie Hall, y me atrevería a afirmar que nunca antes vuestro campo de trabajo ha gozado de tantas oportunidades: hoy se necesita un experto en escritura, especialmente en narrativa, aunque ellos no lo sepan, en estudios de arquitectura, no para dar a conocer la marca o el trabajo del estudio, sino para imbuir en los diseños y otras construcciones urbanísticas, una historia, los espacios y los edificios deben contar historias, como también deben hacerlo los diseños web, los diseños de marca, las campañas políticas, y todas las actividades en las que estéis pensando. Hagámosle ver al mundo y a sus habitantes que os necesitan, porque vosotros y vosotras habéis adquirido en este Máster muchas de las habilidades que ellos requieren.

Esas habilidades para mí se resumen en algo que este Máster potencia por encima de cualquier otro impartido en esta Facultad: el pensamiento abductivo. La formación académica se basa frecuentemente en procesos deductivos e inductivos que cercenan la capacidad heurística de una institución como la universidad. Los pensamientos deductivo e inductivo casi siempre están reñidos con la creatividad, ya que actúan como un marco del que el estudiante o la estudiante difícilmente puede escapar. Aprenden a pensar entre los límites de un cuadrado que no ha sido diseñado por ellos. La creatividad, raíz de cualquier alocada hipótesis científica y también del arte, reside en el pensamiento abductivo, ese que trasciende el campo limitado por ese cuadrado para pensar en hipótesis e inferencias sobre contextos inéditos. Por eso, queridos y queridas alumnas, no existe a día de hoy, ni existirá en un futuro inmediato, ninguna inteligencia artificial que pueda compararse con vuestras maravillosas mentes. Esas denominadas inteligencias no son tales, sólo son patrones de lenguaje aprendidos tras la ingesta de millones de datos, sólo son capaces de articular respuestas sobre contextos conocidos. Vosotros podéis ir más allá. Poned vuestra capacidad creativa al servicio de vuestro éxito.

Pero no podemos olvidar que el éxito de una vida y de una carrera no solo se mide por los logros individuales, sino también por el impacto que podemos generar en la sociedad. Vuestro trabajo tiene el poder de influir en la forma en que las personas piensan, sienten y actúan. Por lo tanto, os exhorto a que utilicéis vuestras habilidades creativas de manera ética y responsable. promoviendo valores positivos, fomentando la diversidad, contribuyendo al bienestar social o denunciando sus lacras.

No quiero robaros más tiempo. Sólo me queda felicitaros a todos y a todas muy efusivamente por vuestra dedicación al estudio serio y riguroso durante este largo año. La obtención de este título es el resultado de un arduo trabajo y sacrificio. Ahora, estáis preparados para enfrentar nuevos retos y para triunfar. Pero, por favor, no olvidéis nunca, como nos recuerda insistentemente Rudyard Kipling, que el triunfo y el fracaso son las dos caras de un mismo impostor. Muchas gracias.